El estudio de las vías de comunicación en las tierras de Vasconia en su conjunto es un tema aún pendiente en nuestra historiografía vasca. Elemento fundamental para cohesionar el territorio y favorecer los intercambios culturales y económicos, sus grandes calzadas vinieron ya marcadas por el mundo romano, consolidadas con la fundación de las villas y la gran actividad desarrollada por sus repúblicas a lo largo de las Edades Moderna y Contemporánea, instaurando un régimen jurídico propio que garantizó de tal manera la seguridad del tránsito y la conservación física de sus caminos que le permitió mantener sus competencias administrativas sobre las mismas a pesar de las restricciones impuestas por la Ley Paccionada de 1841 en Navarra y de la pérdida foral sufrida en 1876 en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa.